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¿Por qué cuesta tanto salir de la zona de confort?

A priori todo está funcionando bien. Quizá medianamente bien o quizá incluso bastante bien. Te sientes cómodo y seguro con el momento presente, no crees que haya que cambiar nada. Tu empresa se ha regido por los mismos procesos durante muchos años, y aquí sigues estando, al pie del cañón, con el desgaste natural del pasar del tiempo, pero asentado y cómodo. ¿Cuánto tiempo llevas así? En la zona de confort estamos bien, y tampoco es malo estar en ella un cierto tiempo, pero evidentemente no podemos quedarnos allí siempre. Es normal que busquemos esa zona de confort, pero también debemos ser conscientes de si llevamos demasiado tiempo en ella, y si ha llegado el momento de introducir algún cambio en la vida.

La inconsciente búsqueda de la zona de confort

Que el ser humano tiende a buscar la comodidad, es algo lógico y comprensible, de hecho, es un rasgo que llevamos impregnado en los genes heredados de nuestros ancestros. En la época en la que la lucha por la supervivencia estaba a la orden del día, conseguir estar en una zona que te aporte seguridad y comodidad era todo un privilegio. Sin embargo, a medida que los víveres empezaran a escasear, era inevitable tener que salir de esa cómoda burbuja y enfrentarse a los peligros del mundo exterior.

Actualmente, en la sociedad desarrollada, el salir de la zona de confort no implica tener que lidiar con mamíferos salvajes o enfrentarse a tribus enemigas como sí ocurría antaño. En los tiempos más remotos, cualquier paso en falso podría significar perder la vida. Hoy en día, el tomar nuevos caminos no tiene unas consecuencias tan drásticas, pero genéticamente todavía seguimos programados como hace miles y miles años atrás. Pura cuestión de supervivencia, el que mejor sepa adaptarse a su entorno sobrevive.

Actualmente la situación pre y post pandémica generada por El Covid19 nos ha enseñado forzosamente a salir de la zona de confort a todos los niveles, personal, empresarial, social…Y ni el mejor guión de Hollywood hubiese sido capaz de plasmar el desmoronamiento mundial que este suceso ha generado. En fin,para no dar más bombo al monotema que nos trae de cabeza estos 2 últimos años,dejemos aquí el tema pandémico

Pero insistimos, hoy en día no nos jugamos tanto a la hora de tomar según qué decisiones. Sí, puede haber más o menos riesgos, pero a no ser que te plantees llevar a cabo algo totalmente descabellado, en muchas ocasiones a la hora de plantearte cambios hay más a ganar que a perder. Es más, en la sociedad actual el confort se ha llevado a tal nivel, que incluso preferimos dejar pasar oportunidades que no implican riesgo alguno sino sólo beneficios. ¿Por qué? Porque implica hacer algo diferente, algo a lo que no estamos acostumbrados. A lo largo de nuestra vida personal y profesional, automatizamos un gran número de acciones. Desarrollamos nuestro propio “modus operandi”. Y a la que alguien nos viene diciendo que hay una mejor manera de hacer las cosas, más eficaz, más fácil… huimos. Huimos de aquello que implica salir de nuestra zona de confort, aunque en un futuro nos presente mayores beneficios. Miles de años atrás tomar una ruta diferente para conseguir comida podía implicar no regresar jamás. Descubrir un nuevo atajo podría tener un coste muy elevado. ¿Pero por qué debemos seguir dejándonos llevar por el instinto de supervivencia de nuestros antepasados?

Nunca dejes de crecer

Crecer implica innovar. Crecer como persona, como profesional, implica buscar nuevas maneras de hacer mejor las cosas… incluso cuando todo va aparentemente bien. Sí, porque no es lo mismo buscar nuevas soluciones cuando estás con el agua al cuello, que cuando todo va rodando más o menos bien. En el primer caso se trata de necesidad. En el segundo se trata de inconformismo, de afán de superación y de crecimiento. Porque el crecimiento al fin y al cabo es vida. Mientras encuentres nuevos desafíos, nuevas maneras de crecer y de superarte, vas a sentirte lleno de vida. Pero el día que creas que ya no te queda nada por aprender, que ya lo dominas todo, que ya no te hace falta nada más… Ese día témelo. Porque ese día no significará otra cosa que el inicio del declive, que se podrá estirar más o menos en el tiempo. Eso sí, también tenemos una buena noticia para ti. La llegada de ese día depende únicamente de ti.

Está en tus manos el seguir la senda del progreso, afrontar el día a día con vitalidad, enfrentarte a nuevos desafíos y marcarte nuevas metas. Y a pesar de lo que algunos creen, no se trata de una cuestión de edad, sino de mentalidad. Y evidentemente, con los años se van adquiriendo unas comodidades a las que uno no quiere renunciar, cosa que también es lógica. Pero no por ello hay que dejar que el espíritu aventurero y emprendedor se atrofie. La zona de confort también es necesaria, durante cierto tiempo, pero no hay que estancarse en ella. Porque la magia de la vida está al salir de dicha zona, con sus incertidumbres y con sus recompensas. Y a nivel profesional, resulta de lo más gratificante seguir creciendo día a día.

Sal de la zona de confort, toma nuevas decisiones

¿Hace cuánto que no innovas en tu negocio? ¿Cuánto llevas sin optimizar los diferentes procesos de venta? Quizá ya hayas alcanzado un punto en el que simplemente todo funciona, mejor o peor, pero funciona. Incluso sin organización bien estructurada, el trabajo va saliendo adelante. En ese caso, ¿te imaginas los resultados que podrías alcanzar profesionalizando los puntos clave de la empresa? Y todo tomando la decisión de salir de la zona confortable, quizá simplemente introduciendo algunos cambios en los procesos de trabajo. Cambios que solo pueden traerte beneficios.

Estamos ante un momento de toda la historia de la humanidad en la que se están viviendo los avances al ritmo más vertiginoso que se ha visto jamás. Hemos entrado de lleno en la era tecnológica, donde conviven generaciones que veían la televisión en blanco y negro y se reunían en familia para escuchar la radio, con generaciones que pueden retransmitir en directo su partida de FIFA con el resto de usuarios de todo el mundo. Los cambios ahora son más constantes que nunca, por ello debemos ser capaces de adaptarnos a ellos. Hay que atreverse a salir de la cúpula de comodidad y descubrir todo lo que el mundo puede ofrecernos hoy en día.

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